ACOMSEJA

Noticias

El feminismo es un derecho, es un deber y es de justicia.

En el Día Internacional de la Mujer, Marian Bandrés, presidenta de ACOMSEJA, valora los logros alcanzados por la mujer en España durante las últimas décadas y reflexiona sobre los retos y desafíos a los que todavía tiene que enfrentarse.

Yo tenía 5 años cuando, en 1975, por primera vez en la historia las mujeres pudimos abrir una cuenta bancaria sin permiso de los maridos o de los padres. En el tema de regentar un negocio ya podemos imaginarnos que iba a la par; las mujeres dirigían sus negocios en segunda fila, con supervisión e invisibilización.

Aquel 1975 fue la primera piedra en el camino del que yo considero el primer pilar para nuestra libertad y el verdadero avance en los derechos de las mujeres: la independencia económica.

Desde entonces hasta ahora, aunque la mejora en todos los aspectos de la participación de la mujer en el ámbito económico ha sido espectacular, en nuestro país todavía tienen que salvarse grandes diferencias: en los sueldos y en la presencia de mujeres en puestos directivos, por ejemplo. Sólo el 35% de los altos cargos (tanto en el sector público como en el privado) y sólo el 22% de los miembros de los consejos de administración de las empresas españolas son mujeres.

Es imprescindible que incluyamos en el imaginario colectivo la figura de la mujer empresaria, la de la mujer emprendedora, lo mismo a nivel ejecutivo en las grandes empresas como en los pequeños negocios que conocemos a nuestro alrededor, que nos son más cercanos. Las mujeres necesitamos también este tipo de referentes.

Soy empresaria, dirijo mi negocio, mi vida, y soy dueña de mi economía, también de mis dificultades y problemas, pero sobre todo soy dueña de mi libertad.

En nuestra ciudad estamos rodeadas de empresarias, de mujeres valientes y emprendedoras que conoces; ellas son la dueña de tu tienda de ropa, la del bar donde desayunas, la de la pequeña fábrica que elabora embutidos y conservas, la de la empresa de reformas y decoración, la de tu salón de belleza, la del hotel que hay al lado de tu casa, la del taller donde arreglas el coche...

Ser empresaria conlleva un sacrificio personal adicional, porque a las dificultades habituales de cualquier negocio, las mujeres estamos en desventaja respecto a los hombres. Aunque hay muchas más, nombraré dos razones:

Asumimos de manera diferente la conciliación de la vida familiar con la vida laboral: Socialmente está establecido así y lo tenemos que cambiar, lo estamos cambiando. Esta tendencia que tenemos las mujeres a ocuparnos de los dependientes, de los hijos, va con la educación que hemos recibido.

Por el sentimiento de necesidad de demostrar constantemente nuestra valía.

La construcción de la sociedad actual no puede darse sin reconocer a las mujeres el papel protagonista que merecemos. Reivindico la incorporación de la mujer a la dirección de nuestras empresas, grandes y pequeñas, y la consiguiente ruptura del techo de cristal. No solo por el enriquecimiento de la empresa, sino por que es justo que podamos ocupar los puestos de responsabilidad que queramos asumir, y para los que estemos capacitadas, y que tradicionalmente se han identificado con la masculinidad.

Una nueva manera de dirigir las empresas basada más en el cumplimiento de objetivos ayudará a consolidar la igualdad real entre hombres y mujeres. Cada día estamos más cerca de conseguirlo. Pero tengamos cuidado para no dar ni un solo paso atrás en los derechos que poco a poco vamos consiguiendo las mujeres.

El feminismo es un derecho, es un deber y es de justicia.

El feminismo es un derecho, es un debery es de justicia.

Utilizamos cookies propias y de terceros para fines analíticos y para mostrarle publicidad personalizada en base a un perfil elaborado a partir de sus hábitos de navegación.
Haga clic AQUÍ para obtener más información.
Puede aceptar todas las cookies haciendo clic en o rechazar su uso haciendo clic en